"Para el habitante de Nueva York, París o Londres, la muerte es palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios.
El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente. Cierto, en su actitud hay quizá tanto miedo como en la de los otros; más al menos, no se esconde ni la esconde; la contempla cara a cara con paciencia, desdén o ironía."
Sin duda alguna explica como nosotros vemos a la Catrina o como la contemplamos en el Sueño de una tarde dominical en la alameda central. Una tradición que se disfruta con los muertos.
Y un par de Wallpaper
.